En un manto de yerma pïedra,
se agota poco a poco la vida,
viviendo en el anterior pasado.
Aunque quedan secuelas aquí.
Brotes de colores liláceos y violados,
lloran y respiran de este aire.
También esperanzadoras hojas quedan
del color del mar y del viento.
Apenas unos centímetros cuadrados
gozan de buena perspectiva,
nadando matices y esperando tonos.
Ásperas conversaciones fluyen apenas.
El resto ya no es sino un poco
de yerma tristeza donde crecer
ya es mito. Queda arriba.
Queda algo de vida en el arriba.
Ceniciento destino para manadas
de flores pasadas e inexistentes.
Lágrimas de inconfundible valor
se expresan. Viento en el adiós.