viernes, 31 de julio de 2009

Minusválido

Una agua que no es menos válida
que atraviesa rocas y animales
¿No es sino la mayoría de agua?
El resto no importa: no importa.

Puede ser agua pésima, gélida
o tórrida, si llega ya está.
Diferencia inapreciable,
sin argumentos contrarrestbles.

Y por eso te pediré:
hazme igual, ¿igual?
Un socorro o auxilio
sin ninguna diferencia.

¿Necesitamos dos mundos?
¿Uno con aguas marginadas
y otro con fluidos iguales?

Y, seguramente, las aguas
iguales estarán más contaminadas...

De Carlos a Andrea
Dedicado a ti,
xa que che gustou.

Viven los ríos de Muerte...

Viven los ríos de muerte.
Muere el flujo de las flores en el valle.
Y te quise pedir tu alma,
tu con(s)ciencia.

Vi el matiz de la cara de la uerte.
Vi las Maravillas inexistentes
de una parte de algún sitio.

Vi la esencia.
Vi el condimento de la felicidad.
Vi el ver.
Vi el ser.
Vi el caminar.

¿Vislumbraría el vivir
viviendo la vida
y el malvivir?
No hay montaña en antítesis.

El creído del amor

Los suburbios de tu corazón
saben que sueñan conmigo.
La perspectiva en que me
miras es ¿diáfana?

Pero en el fondo
la vida se autoconduce
a mí, a mí, a mí.
Veo tus golondrinas.

Tengo tantas cosas
que contarte. Pero
el suspiro es el
sólo vigente.

¡Cómo te perturba!
¡El amado fin!
¡Belleza y la tuya!
¡Algo más que finita!

Haré esto por ti

Andaré errante
por el camino,
te visitaré en
todos tus sueños.

Pensaré para ti
un poema entre zarzales.
Visitaré la guarida
de la Muerte.

Quedaré contigo
en el abismo.
Te querré
para siempre.

Ven y siénteme.
Y háblame.
Y escúchame.
Y siénteme otra vez.

Leeré el libro
del Demonio.
Escribiré la obra
que soñaste.

Enviaré un correo
para ti.
Seré y existiré
por ti.

Borraré el diario
en que me escribías.
Tiraré las cosas
de mi interior.

Correré por los
verdes prados.
Cerraré los ojos
por amor.

Te oiré contarme
aventuras.
Estaré contigo,
mi amor.

Comeré mi
Última Cena.
Haré una alusión
al cariño.

Beberé el efluvio
de la vida.
Estaré callado
para besar.

Escucharemos
nuestro último grito.
Y seremos para
siempre felices.

Oda a la mar

Brillan tus ojos.
Sueñan tus estrellas.
¡Ojo, el brillante
sueña tu estela!

Tu armonía fundida
escucha a Venus y Atenea.
Algo te ve y siente.
¿Y qué me dices de tu arena?

Hasta te ve la jineta
amarilla. Y te besa.
¡Cuán bello amante!
Hasta por ti reza.

Estilo pintoresco
el de tus pinturas.
Arte rebosan.
Se funden con ternura.


El mar
con ar-
monía ar-
repiente har.
to de lar.

Andan las velas...

Andan las velas.
Sueñan las mantas.
Vive la muerte.
Extraña la morriña.

Tienen los exasperados.
Caminan los andares.
Frío, y el león
duerme, vive, muere.

Observa el objeto.
Se alegra la patraña.
Toca la gaita y rompe.
Vive la vida y muere.

Calor, y el caminante
vigila. Menos calor.
Frío, y el caminante
exhala hálito. Más frío.

Escuchan los pájaros.
Cantan los oyentes.
Abrazo, y el caminante
sonríe. ¿Besos?

Cacofonía, y el caminante
(se) extraña. Más mala fonética.
Sueños, y el caminante
(...). Andan las velas.

Ojear vacío...

Ando bajo tierra.
Adïós, amar.
Aquí, no se puede,
ya ni respirar.

Miradas vacías,
y en el suponer
toda entraña hallada
cierta como el ver,
vïaja sïempre
en un no querer.
Violín y tambor
hieren más al ser.

Entusiastas miran
pero ya en el ver
hayan la tristeza
y el dolor también.

Y sin puerta ajena
a la que robar,
el mundo se cierra,
el sólo llorar.

Alzada la vista...

Alzada la vista,
armado de valor,
se extiende el alma.

Triste temor,
vive el agua,
sueña el dolor.

Ya lanzado temor,
se esconde la muerte,
halla el horror.

Cinco, y la vida sigue.
Y cuatro, tres, par y oro.
Sigue el ardor.

Siempre el herbor
del tiempo y amor.
Celestial agua.


Amor
y oro.
Temor,
en error.
Amor
y dolor.
Sólo.

miércoles, 29 de julio de 2009

Agobiado por los paisajes del viento...

Agobiado por los paisajes del viento.
Entristecido por las lágrimas de ayer.
Visitado por el cortejo de la muerte.
Añorado por las gentes del allá.

Escondiendo las gestas del mundo.
Trabajando el respeto del tiempo.
Alabando a Dios, nuestro Señor.
Escribiendo el mando del ahora.

Tener el diamante del alma.
Asustar al ruido de la esencia.
Transformar la ida del venir.
Entretener la salida de lo oído.